jueves, 7 de agosto de 2014

En búsqueda de una verdadera coalición democrática: La reestructuración de la MUD.

Hace algunos días el Dr. Ramón Guillermo Aveledo renunció a la secretaria general de la Mesa de la Unidad Democrática. Luego de 5 años al frente de esta coalición de partidos políticos de oposición al gobierno nacional y de algunas victorias y algunos errores, el Sr Aveledo pone de nuevo en la palestra pública la necesidad de conformar una verdadera unión que traspase una tarjeta unitaria en las consultas nacionales y una mera formalidad como estrategia política.  Esta acción por parte del Sr. Aveledo llega en un momento, donde la unidad pareciera no representar a la totalidad de sus componentes y la necesidad a la coalición de partidos opositores al actual régimen (MUD) a replantearse nuevas estrategias y escenarios posibles en la búsqueda de un cambio político en el país.

La Mesa de la Unidad Democrática surge como un instrumento para presentar una alternativa a un cambio de régimen político, y a su vez, a un re direccionamiento de Venezuela, de cara a la hegemonía del Partido de gobierno. Es esa necesidad histórica de la unión de fuerzas y movimientos para alcanzar los objetivos comunes, y en el caso actual, mostrar al país una esperanza a un futuro mejor. Pero la unidad no puede entenderse  como un conjunto de componentes (Partidos) homogéneos siguiendo directrices análogas. Sino las convergencias de diferencias; de ideales, de doctrinas, principios, formas de alcanzar objetivos y hasta de discurso. La unidad debe de referirse a las concordancias de objetivos y a la unificación de fuerzas que permitan la construcción de una alternativa democrática a un cambio de régimen en Venezuela.

Desde el pasado 12 de febrero, algunos sectores de la oposición  liderados por Leopoldo López y María Corina Machado convocaron a la Salida del gobierno nacional. Lo cual produjo múltiples marchas y concentraciones en favor a esta propuesta. Pero a su vez, también se evidenció dos tipos de oposición; aquella dispuesta a esbozar el cambio de inmediato y aquella enfrascada a un dialogo sin resultados tangibles. Si bien la política es instaurar relaciones, organizaciones y consensos para la constitución de un proyecto nacional, también no es menos cierto, que la finalidad de la acción humana encarnada en la acción política debe ser la búsqueda de resultados palpables, para a su vez, figurar como una opción viable a la esperanza del sentir de la población. Sin duda es debatible la inmediatez de la salida; han pasado 8 meses y no divisamos salida alguna pero asimismo es debatible en prestarse a la maniobra del gobierno y contribuir a un parapeto llamado dialogo que no encarna un cambio verdadero sino que coadyuva a la preeminencia de la dictadura militarista.


Somos diferentes, con ideas y pensamientos distintos; pero compartimos el mismo principio: La democracia enmarcada en la libertad. Como oposición, nos oponemos a la tesis del totalitarismo y el populismo emanada de las filas oficialistas. A un modelo político de carácter autócrata y a una distribución de la miseria. Nos une estos fundamentos y objetivos comunes. Nos une la esperanza y las ganas de construir una Venezuela libre: La mejor y única alternativa para sintetizar las aspiraciones de los ciudadanos en la unidad. La unidad en la calle, la unidad de partidos, la unidad nacional. En este momento en el que el país vive una crisis económica y política donde la dictadura militarista se tambalea sin su respaldo popular, es el momento perfecto para comenzar un arduo debate dentro de la unidad democrática para reformularnos estrategias y reorganizarnos como coalición de partidos. Con espíritu democrático y con la bandera de la libertad es hora de mostrarle al país una hoja de ruta, que unifique a la sociedad organizada, para alcanzar el cambio, de manera democrática, en Venezuela.

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