jueves, 17 de octubre de 2013

¿Valores invalorados? Una reflexión para la educación.

Simón Bolívar decía “Un ser sin estudio es un ser incompleto” y ha atreves de los años dicha afirmación cobra valor. No solo por la eterna búsqueda del conocimiento desde los griegos hasta nuestros días, sino, como nos ha demostrado la historia, solo en el conocimiento, en la educación, ha sido posible la convivencia social y el progreso de la humanidad. Es pues la educación, la garantía de estrechar lazos con la sociedad y nosotros mismos para lograr vivir, en plenitud y en buen entendimiento con quienes nos rodean.
No podemos cansarnos en expresar la importancia de la educación, en el ayer, en el hoy, pero sobre todo, en el mañana. La realidad actual y las situaciones del día a día, nos obligan a reflexionar con relación a la educación moderna como comienzo de un individuo; la falta de respeto, de lealtad, de solidaridad, de amor, de sinceridad… muchos valores en la actualidad se encuentran en escases, ¿pero no es la educación la encargada de inculcar estos valores? Pues sí, tanto la educación familiar como la escolar deben vincular los valores a cada persona, y hacer de éstos aquello que nos construyan positivamente.  En una sociedad que valora más lo físico, en vez del compromiso, la responsabilidad, el respeto… donde el mercado, la estética y la televisión se han convertido en nuestro nuevos valores; es precisamente ahí, donde la educación debe reflexionar. La educación no debe formar personas para saciar el apetito del mercado globalizado, ni de personas que integraran las masas como mercancía, sino formar individuos libres, capaces de saber que son ellos los dueños del marcado y no el mercado dueños de ellos, individuos comprometidos con la buena convivencia en la sociedad; pero esto será posible, solo en una educación la cual fomente los valores como garantía de la construcción de mejores personas y mejores sociedades , una educación que traspase el conocimiento tradicional, el mero ámbito intelectual, a formar individuos responsables, solidarios, con la capacidad de reconocer que todos somos parte de un colectivo y solo con los valores podemos progresar, no monetariamente, sino humanamente.
Otros de los puntos neurálgicos donde la educación debe reflexionar es sobre la inclusión. Si partimos del hecho que la educación es el instrumento perfecto para lograr sociedades más comprometidas, responsables y capases de crecer humanamente, ¿no debería la educación estar al alcance de todos? Y si como nos dice la historia, los pobres conforman la mayoría, ¿no son ellos los primordiales para una educación? Pues así debería de ser, la educación faculta de valores, de conocimientos, de deberes y de derechos a las personas, y por ende todas las personas deben tener derecho pleno a la educación sin más limitación que su propia voluntad. Sin embargo, como bien dice la historia, la educación ha estado al alcance de las clases altas, es decir, con poder monetario para constar tal privilegio. Y a pesar de los años, todavía existe una brecha entre la educación y los pobres. Tal vez todos poseemos la oportunidad de estudiar, pero no de la misma manera. Quienes tienen más, tiene una mejor educación y quienes no tienen nada, la educación le llegan como migajas. ¿Qué debemos hacer entonces para no excluir a nadie de la educación? Debemos promover la educación gratuita en nuestras leyes,  condiciones óptimas para el buen desenvolvimiento de la misma, debemos exigir cada día una educación de calidad.

De la reflexión viene la acción, eso resume el intereses de todo los antes escrito. Tenemos que ver o mejor dicho que sentir a la educación, no como algo mero académico, sino como una herramienta formadora de ciudadanos; con todas las implicaciones de ser ciudadanos. Una educación que fomente conocimiento, pero junto a estos, fomente valores para poder desarrollarnos como seres humanos, como seres sociales que somos. Saber que por encima de las condiciones y exigencia del mercado, somos seres esencialmente libres. Que somos los dueños de nuestra vida, y que con una educación que valore lo valorable, podamos vivir valorando lo que merece ser valorado. Además, para hacer de la educación como un instrumento de construcción positivo, ésta debe de estar al alcance de todos, sin discriminación alguna, para que sea un agente de cambio en una sociedad como la actual, porque como bien dijo Mandela “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”

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