Hace
poco formé parte de la jordana de formación política del JDN Caracas 2014 de la
organización Forma encargada en cultivar la pasión y el saber político de los
jóvenes venezolanos. Fueron dos días de intensa trasmisión, y como diría Paulo
Freire, de intensa producción de conocimiento.
Una jordana cargada de debate, de diversidad y de esperanza; y como creo
profundamente en el presente y en el
futuro, y como el JDN entrelaza estas dos unidades de tiempo, creo
necesario escribir algunas reflexiones que son frutos o semillas emanadas de
esos intensos pero enriquecedores días.
Debo
de comenzar con la sensación producida por el intercambio de participantes en
las mesas, sin duda ha de ser una medida para mantener el orden de las almas
efervescentes llenas de ese combustible que llamamos juventud; pero también es
un motivo significativo y valioso para la integración y la comprensión de la
diferencia como esencia del ser humano. De la convergencia de ideales
distintos, de formas de ver el mundo o la acción política de manera distinta y
hasta discrepante pero concibiendo que nuestro punto de encuentro es la
diferenciación entre nosotros y los sueños por una Venezuela mejor. Y por
paradójico y utópico que parezca, son esos dos aspectos que nos puede permitir
vislumbrar la complejidad del mundo donde nuestra acción política a de encarar
y ayudarnos a fomentar la tolerancia y la aceptación como características
indelebles de nuestro carácter, identidad,
y personalidad. En esos días reinó la calma, el respeto y sobre todo la
paz; tan compleja de lograr pero en JDN se demostró que la paz no es tan
utópica y fantasiosa como una idea irreal sino
es una instancia viable y posible, y por la cual vale la pena apostar.
El
profesor Ramón Cardozo es su excelente ponencia reflexionó sobre tres aspectos
importantes: la política, la anti política y de la conciencia de los ciudadanos
como reflejo en los políticos.
Indiscutiblemente pienso, que son tres relevantes y notables aspectos en
la edificación de modelos políticos y visiones de país. Siempre he dicho que la
democracia, como camino a transitar, puede sobrevivir a todo menos a la apatía
y la indiferencia, y entrelazo esto con un pensamiento de unos de mis filósofos
favoritos, Fernando Savater, el cual dice, parafraseándolo “quien no se mete en
política es como aquel que yendo en un avión gobernado por un piloto borracho,
bajo la amenaza de un secuestrador loco armado y viendo como falla uno de los
motores, en vez de unirse a los pasajeros cuerdos para salvarse, le pide a la
azafata el almuerzo” Sin duda la apatía hacia la política ha originado mucho de
los problemas que nuestro países tienen, Latinoamérica y el mundo. Un decir de
muchos venezolanos de a pie es que quien no trabaja, no come; me parece que es
ese el eje fundamental del problema
político de nuestro país. La conciencia
de la gran mayoría de los ciudadanos de la nación ha sido cultivada para el
rechazo del hacer político y de la participación consiente.
Cuando
el ex presidente Chávez en cadena nacional el 8 de diciembre de 2012 se dirigió
al país y a sus seguidores, haciendo uso de los métodos conductistas radicales,
pidió que en circunstancias que lo inhabilitasen, votaran por Nicolás
Maduro. Cuatro meses después la gran
mayoría de sus adeptos cumplieron con su pedido. Y me remontaría más atrás, en
las elecciones presidenciales de 1998. ¿Estarían conscientes los venezolanos
que en esa elección se estaban jugando el futuro de la nación por 15 años? O
¿precisamente los venezolanos votaron en contra de los políticos de la época y
del quehacer político? ¿Tal vez los venezolanos no votaron por Chávez sino en
contra de la política de antaño? No son
preguntas meramente retoricas sino que deben invitar a la reflexión y a la
búsqueda de respuestas. Me atrevería a afirmar en mi rebeldía cotidiana, que ha
sido la anti política de buena parte de los ciudadanos la cual ha permitido que
la población caiga en demagogias funestas y promesas falsas. El rechazo a la
preparación política nos ha permitido caer en una participación inconsciente;
de otorgar un voto por una falacia de autoridad o por un pote de leche. Tal vez
la representación política que tenemos sea el reflejo de la visión política que
tengamos. Siempre he creído en esa premisa que sentencia que las masas no
piensan, ¿no debe entonces enfocarse la acción política a fomentar individuos
críticos y autónomos?
Por
su parte el profesor Juan Manuel Matheus hizo una extraordinaria y muy peculiar ponencia; de manera reflexiva y
filosófica nos induce a hacer uso de ese ejercicio tan simbólico de los griegos y me atrevería a
decir que tan innato a lo humano: pensar. Pensar más allá del conocimiento, de
nuestras aspiraciones y de lo que creemos. Los filósofos presocráticos buscaban
el origen de todo cuanto existía; Tales de Mileto, Anaxímenes, Parménides entre
otros, reflexionaron sobre el universo. Luego en la Grecia antigua Sócrates
impondrá unas nuevas líneas al pensamiento filosófico y reflexionara sobre una
pregunta que hoy todavía nos aqueja; ¿Qué es el hombre? Una interrogante que
nos plantea una enorme complejidad. En la búsqueda de esa respuesta Rousseau definirá la naturaleza humana y dirá
que el hombre es bueno de por sí, luego Immanuel Kant en contra posición
llegara a la conclusión que el hombre es malo esencialmente. Estas respuestas tan opuestas nos develan lo
complejo del ser humano, de su existencia y de su acción. Pero son respuestas
que nos deben de incitar a indagar sobre lo complejo y enmarañado del hombre
porque nuestra vocación y aspiraciones van justamente a entenderlo y a promover
mejores situaciones para su andar. La política es instaurar organizaciones,
consensos y relaciones que permitan una convivencia armónica en la sociedad; si
nuestro trabajo y nuestro empeño van encaminado a ese propósito debemos de
situar al hombre como objeto de estudio para contribuir a la sociedad.
Esas
reflexiones filosóficas del profesor Matheus las cuales he intentado adherirme,
nos invita a reflexiones de índole existencial y de la magnitud de nuestra
acción; reflexiones enmarcadas en la frondosidad de la acción política, es
decir, de las situaciones, consecuencias e instancias que deriven de nuestro
actuar en el mundo social y político, de
lo embrollado del ejercicio de nuestra vocación. Podría sintetizar esto
en las recurrentes discusiones necesaria
con mi mamá, quien apela a la peligrosidad de mi hacer político, con argumentos
sustentables. En muchas de las marchas,
y concentraciones políticas he recibido las dosis de bombas lacrimógenas
de este régimen y he sentido ese miedo provocado por los perdigones y disparos.
Ante esos argumentos decisivos reflexiono
de la existencia del ser político. ¿Estaremos consciente de la
peligrosidad al hacer visible y física nuestra vocación política en una
Venezuela de represión y mordaza? ¿Estaremos dispuestos a ser perseguidos y
amenazados por nuestra opinión? No
pretendo inculcar respuestas a nadie pero como dirían los griegos un acto libre
debe de ser un acto consiente. Lo que escribo y lo que hago no responde a las
inducciones funestas o aprovechadoras de nadie, sino que son el reflejo del
dictamen, libre y propicio, de mi conciencia e impulsado por un pensamiento de
Confucio “El saber que es lo correcto y no hacerlo, es la peor de las
cobardías” Espero pues no morir como un cobarde.
Debo
de terminar estas reflexiones, que se han hecho un poco largas, pero que se
quedan cortas en lo sustancial, notable y valioso del provecho del vasto
conocimiento de lo político; de su esencia, su forma, su método y como diría Platón,
su alma. Comencé esta extracción de mi
mente vertida en estas líneas, con la idea de la diferencia en la esencia del
ser humano y como el punto de encuentro común. Dicho punto no solo es de
encuentro sino de edificación de amistades que emanan de la diversidad y
multiplicidad; de que lo solido de esta vocación no es la meta sin alcanzar,
sino más bien, el camino de aristas y magnanimidad hacia una realidad posible
con apoyo sinceros, indispensables y bondadosos que llamamos amigos. Con quien
contar, con quien reír y con quien compartir tristezas. Les digo a ustedes pues,
cuenten con esta mente crítica y este espíritu rebelde para el andar humano, a
veces complejo pero siempre merecedor. Y
quiero finalizar con el comentario del Profesor Juan Manuel Matheus donde
expresó que esa reunión de la que fui parte junto con más de 200 jóvenes, cada
uno imprescindible en la lucha por un país mejor, fue la reunión más
esperanzadora de Caracas y posiblemente del país; y creo profundamente que sí,
porque precisamente lo joven significa futuro y el futuro representa esperanza.
Podremos tener todo, la convicción más fuerte y la preparación más densa, pero
sin esperanza tendríamos buena parte de camino perdido porque como dijo Robert
Frost “La esperanza ve lo invisible, siente lo intangible y logra lo imposible”
Danny
Toro
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